
Photo: Cotton House
El plan romántico de sorprender a mi pareja con una cena que no se olvide me ha llevado por decenas de restaurantes en Barcelona.
Nada de lo típico. Busco algo especial, bonito, con alma… eso que llamamos “encanto”.
Algunos me dejaron con la boca abierta, otros no tanto.
Pero gracias a eso, hoy tengo una lista muy personal —y probada— de los restaurantes con más encanto de la ciudad.
Y no te creas que solo he ido en plan enamorada. También he celebrado cumpleaños, reencuentros, brindado con amigos, llevado a mis padres, y hasta he tenido cenas de trabajo que acabaron como sobremesas de domingo.
Así que si estás buscando un restaurante bonito, con alma, que te haga quedar genial sin dejarte el sueldo del mes, sigue leyendo.
Aquí va mi selección definitiva de restaurantes con encanto en Barcelona para este 2025. (lo mejor para el final)
El Tribut está en el Port Olímpic, con vistas al puerto y una decoración que mezcla elegancia moderna con detalles náuticos. Tiene un comedor interior sobrio y sofisticado, y una terraza perfecta para tardes soleadas frente al mar.
Tienen una carta extensa hecha con mimos a la tradición: desde entrantes para compartir como los buñuelos de bacalao hasta principales clásicos como los canelones de carne picada. Es uno de esos lugares donde el tiempo se detiene y cada plato cuenta una historia.
Indochine es uno de esos sitios donde el ambiente te atrapa incluso antes de mirar la carta. Lo descubrí una noche buscando algo exótico pero elegante, y acerté de lleno. Su decoración colonial, con plantas, biombos de madera, lámparas tenues y estantes con peces te transporta al sudeste asiático más cinematográfico.
La carta es tailandesa-vietnamita con guiños creativos de su chef Ly Leap. Presentada en formato de menú degustación, harás un viaje sensorial por la vida y las emociones de su creador. Flores, aromas, humedad, vida y aires silvestres te envolverán y complementarán la experiencia.
Sorprende a esa personas que amas con un regalo único y diferente. Una experiencia gastronómica que incluye las paellas más famosas de Barcelona.
La Selva es un paraíso para carnívoros con buen gusto. Ubicada en pleno Eixample, su interior simula una jungla elegante, con vegetación frondosa, neones, techos altos y un ambiente envolvente que no pasa desapercibido.
Aquí se viene a disfrutar de cortes de carne de primera a la brasa, hamburguesas gourmet y una carta de vinos bien seleccionada. Ideal para una cena entre amigos o para sorprender a alguien con un local fuera de lo común.
Harry’s es elegancia italiana en su máxima expresión. Ubicado en el exclusivo Passatge de la Concepció, es el tipo de restaurante donde cada detalle cuenta: mantelería impecable, iluminación cálida y un ambiente que mezcla lo clásico con lo contemporáneo.
Su cocina es fine italian cuisine con platos tan memorables como el espagueti a la carbonara servido directamente en la rueda de parmesano, el solomillo al café de París o las croquetas de rabo de toro. Ideal para una velada sofisticada en el corazón del Eixample.
MANÁ 75 es ese lugar donde todo fluye. Lo elegí una vez para celebrar un aniversario y desde entonces lo tengo guardado como mi sitio especial.
Su diseño está basado en el Feng Shui, y se nota: todo tiene armonía, los colores del atardecer en el techo, las texturas de mimbre, metal y madera, y una luz natural que entra a raudales por los ventanales de cristal.
A la hora dorada, el espacio se transforma. Y la comida… una fantasía mediterránea. Paellas hechas al momento, arroces que huelen desde la entrada, tapas clásicas con toques modernos. Perfecto para impresionar, compartir y quedarte un rato más.
× Entrante
× Arroz
× Postre
× Café
Perfecto para probar la especialidad de la casa: LA PAELLA.
Este lugar me lo recomendó una amiga que siempre sabe dónde ir cuando quieres algo con estilo y vibra fiestera. Patara Bar tiene esa mezcla irresistible entre ambiente íntimo, buena música y cócteles que son pequeñas obras de arte.
Es perfecto para empezar la noche con algo especial o para una cita que merece escenario. La carta es breve pero muy bien pensada para hacer estómago mientras se bebe: hamburguesa, costilla de cerdo ibérico, y hasta tortilla de patatas. Y los cócteles… simplemente wow. Cada uno llega con su propio toque de magia.
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L’Olivé es uno de esos clásicos que nunca fallan. Me gusta porque combina elegancia con calidez, sin caer en lo pretencioso. Ideal para cenas familiares, comidas de trabajo o una ocasión romántica donde buscas buena mesa y tranquilidad.
La cocina es mediterránea con raíces catalanas, con platos tan bien presentados como sabrosos. No dejes de probar los canelones de rustido o el bacalao a la llauna. El ambiente es señorial pero cómodo, con maderas claras, arte moderno y mesas amplias.
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Bar Bocata me sorprendió por su sencillez con estilo. Es uno de esos sitios donde comes rico, bien presentado y sin que te duela el bolsillo. El ambiente es relajado, con una decoración cálida muy cuidada: velas, luces ténues, informalidad y desenfado.
La estrella, como su nombre indica, son los bocatas… pero no cualquier bocata. Los hacen con pan artesanal y combinaciones que nunca fallan: tortilla, butifarra y lomo con queso. Ideal para una primera cita, donde parezca que no te lo curraste tanto (pero sí).
Can Travi Nou es como escaparse al campo sin salir de la ciudad. Está en una antigua masía del siglo XVII rodeada de jardines, luces cálidas y rincones llenos de historia. Lo descubrí en una celebración familiar y desde entonces lo tengo fichado para todo lo especial.
Cocina catalana de verdad: suquet de pescado, canelones caseros, cordero al horno, calçotadas… y unos postres que te abrazan. Ideal para grandes ocasiones, cenas románticas o para llevar a alguien que no conoce el lado más tradicional de Barcelona.
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Saborea el ingrediente rey de la temporada en un formato especial.
¡Sin baberos, ni guantes! Y sin tener que salir de la ciudad.
Paella de calçots, alcachofas y chipirones disponible hasta finales de marzo
Verbena es uno de los rooftops más encantadores de Barcelona. Está en la azotea del Hotel Monument y solo se puede acceder con reserva previa. El ambiente es elegante, relajado y con ese toque sofisticado que lo convierte en el lugar perfecto para un tardeo especial o una cena al aire libre que impresione.
La cocina lleva el sello de Martín Berasategui: producto de temporada, técnica impecable y sabores que brillan. No es económico, pero cada euro se justifica si buscas una experiencia inolvidable con vistas a La Pedrera.
El restaurante Batuar, dentro del Cotton House Hotel, es uno de esos espacios donde el tiempo se detiene. Puedes acceder aunque no estés alojada, tanto para comidas como para cenas, y también para desayunos —aunque para este último es mejor consultar disponibilidad previamente.3
La terraza es preciosa, rodeada de vegetación, perfecta para un desayuno tranquilo o una cena íntima en plena ciudad. El servicio es exquisito, y la cocina mediterránea contemporánea, con producto bien tratado y presentaciones elegantes. Se recomienda reservar, especialmente en fines de semana.
Dress code: Smart Casual.
Jacqueline no es solo un restaurante, es una experiencia. Desde que entras parece que te teletransportas a otro mundo: techos altísimos, cortinas de terciopelo, luces dramáticas y un diseño que mezcla lo teatral con lo elegante.
Ideal para noches en las que quieres tirar la casa por la ventana. La carta es internacional, con platos sofisticados y presentación impecable. Tienen también coctelería de autor y música en directo según el día. Si buscas algo impactante, este es el sitio.
Chardigan Café es uno de esos espacios que combinan a la perfección estética y buena cocina. Está en Les Corts, con un interior moderno y una terraza amplia y soleada. Perfecto para un desayuno largo, una comida ligera o un brunch de fin de semana con calma.
La carta es mediterránea con toques internacionales: tostadas elaboradas, platos de cuchara, repostería casera y café de especialidad. Muy frecuentado por vecinos de la zona y profesionales del entorno. Ideal para desconectar en un ambiente cuidado y elegante.
Catalina Gavà Mar es el sitio perfecto para quienes buscan una escapada gastronómica sin salir de la provincia. Está a unos pasos del mar, rodeado de pinos y con una terraza que te hace olvidar que estás tan cerca de Barcelona.
Su cocina mediterránea es fresca, sabrosa y bien presentada, con platos que van desde mariscos a la brasa hasta pastas o ensaladas coloridas. El ambiente es relajado pero elegante, ideal para una comida en pareja, un evento en familia o una ocasión especial con amigos.
Antic Theatre es uno de esos secretos bien guardados de Barcelona. Detrás de una puerta discreta junto al Palau de la Música se esconde una terraza con árboles, mesas de madera y ese ambiente bohemio que ya casi no se encuentra.
No es un restaurante formal, más bien un bar con tapas sencillas y cervezas frías, pero su encanto es incomparable. Perfecto para una tarde relajada, sin prisas, con buena compañía y cero postureo.
Seventy Gastro es el restaurante del hotel Seventy Barcelona, ubicado en el Eixample. Ofrece cocina mediterránea con recetas naturales y saludables. El ambiente es acogedor, con espacios luminosos y una decoración moderna. Está abierto al público en general, no es necesario estar alojado en el hotel para disfrutar de sus servicios.
Se recomienda realizar una reserva previa para garantizar disponibilidad. Además, ofrecen una hora de parking gratuito en el mismo edificio para los clientes del restaurante. El precio medio por persona es moderado, aunque puede variar según los platos seleccionados.
Il Giardinetto es puro encanto vintage. Un restaurante que parece salido de otra época, con ese aire romántico y cinematográfico que lo hace único en Barcelona. Tiene un interior lleno de vegetación, escaleras con moqueta roja, paredes de madera y luz tenue que invita a hablar bajito.
La cocina es italiana clásica, sin trucos, pero con ese sabor que reconforta. Ideal para una cena en pareja, celebraciones íntimas o simplemente cuando quieres una noche que se recuerde.
Tram Tram es como comer en una casa con jardín escondida en Sarrià. Tiene ese aire tranquilo, elegante y acogedor que me encanta para celebraciones discretas o cenas que buscan algo especial sin ruido.
El chef Isidre Soler lleva años cuidando cada detalle de una carta que cambia según la temporada, siempre con producto fresco y mucha técnica. Su terraza es ideal cuando hace buen tiempo. Es de esos lugares donde todo fluye con calma y calidad.
Tragaluz es de esos sitios que impresionan sin hacer ruido. Tiene una arquitectura preciosa: techos de cristal, una escalera central imponente y luz natural por todas partes. Lo visité para una comida de aniversario y salí encantada.
La cocina es italiana moderna, con platos ligeros, bien presentados y muy sabrosos. Perfecto tanto para comidas a plena luz del día como para cenas más íntimas en un ambiente elegante y cálido. Un clásico que nunca pasa de moda.
Nineteen es uno de esos restaurantes que no esperas encontrar dentro de un hotel. Está en el Olivia Plaza, pero lo mejor está al fondo: una terraza jardín tranquila, con vistas directas a la iglesia gótica de Santa Anna. Un oasis silencioso en pleno centro.
La carta es mediterránea con platos bien cuidados, ideales para una comida elegante o una cena romántica en medio de la ciudad. Es perfecto para desconectar sin alejarse ni un metro del corazón de Barcelona.
Roig Robí es uno de esos lugares que rezuman elegancia tranquila. Lo visité por primera vez para una celebración familiar y desde entonces lo asocio con momentos importantes.
Su cocina es catalana de base, pero con un enfoque contemporáneo y muy refinado. El comedor es acogedor, con una terraza interior llena de vegetación que lo hace aún más especial. Ideal para quienes buscan un ambiente sereno, excelente producto y atención impecable.
Antigua es uno de esos sitios que te atrapan por el ambiente antes incluso de probar la comida. El interior combina ladrillo visto, iluminación cálida y toques industriales con elegancia. Tiene algo de bistrot, algo de loft neoyorquino y algo muy propio.
La carta es moderna, con platos internacionales que van desde el tartar de salmón hasta las costillas glaseadas. Ideal para cenas informales con un punto de sofisticación y mucho rollo.
JOK es uno de esos descubrimientos que hacen que quieras contárselo a todo el mundo (aunque también dan ganas de guardárselo para uno mismo). El local es moderno y muy bien decorado, con una estética entre tropical y minimalista.
La carta es una mezcla atrevida de sabores del mundo: baos, ceviches, curry, sushi… Todo se sirve con una presentación impecable y un ambiente relajado pero con intención. Perfecto para sorprender a alguien con algo diferente.
Barcelona está llena de lugares bonitos, sí. Pero estos 23 restaurantes no son solo bonitos: son especiales. Cada uno tiene algo que los hace inolvidables. Una terraza secreta, un jardín escondido, una luz perfecta, una carta que emociona o simplemente… ese ambiente que no se puede explicar con palabras, pero que te hace sentir que estás en el sitio correcto.
Yo los he probado todos, y los volvería a elegir una y otra vez según la ocasión. Pero si buscas una experiencia completa —con buena vibra, diseño cuidado y cocina mediterránea para chuparse los dedos— no te vayas sin conocer Maná 75. Su atmósfera mágica, la filosofía Feng Shui y sus paellas recién hechas lo convierten en un plan infalible.
¿Una celebración, una cita o simplemente ganas de comer rico en un lugar que enamora?
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Amante de la gastronomía mediterránea y de la cultura barcelonesa. Catadora a tiempo completo de nuevos sabores, lugares y experiencias.
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